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Una testigo del caso Kárate dice que fue violada mientras su madre agonizaba

Una testigo ha afirmado este lunes ante la Audiencia de Las Palmas que el principal acusado del caso ‘Kárate’, Fernando Torres Baena, la violó a los nueve años mientras su madre agonizaba por una enfermedad terminal, a la que hizo odiar «porque se iba a morir y la iba a dejar sola».

La testigo, identificada con el número 51, ha explicado al tribunal los abusos sexuales de los que fue objeto por Torres Baena, en una nueva sesión del juicio que se sigue contra éste y otros tres monitores de kárate de su gimnasio, tras el paréntesis de agosto, en una jornada en la que también ha declarado otros cuatro testigos, todos ellos tras un biombo y con un aparato que distorsiona la voz.

Según el testimonio ofrecido por la mujer al tribunal, encargado del mayor proceso judicial por pederastia celebrado en España, Torres Baena aprovechó la confianza «plena» que tenía su familia en él para cuidar de ella y de su hermano en su chalet de Vargas, en el sureste de Gran Canaria.

El acusado regalaba flores a la niña y la hacía sentir como «su novia» La joven fue violada en el chalet una semana antes de morir su madre, a cuyo funeral y entierro acudió el acusado, según la testigo, quien también ha narrado que Torres Baena utilizó a su hija, cuando ésta tenía entre 12 y 13 años, para mostrarle con el testigo número 50, también menor y primo suyo, cómo practicar una felación.

Según su relato, el excampeón nacional de kárate la hizo sentir, pese a su corta edad, que era su novia, pues le regalaba flores el día de los enamorados e, incluso, hasta un anillo en el que tenía grabado el número 8, que simbolizaba su unión.

La testigo número 51 ha señalado que empezó a entrenar en gimnasio de Torres Baena a los 8 años y que durante los tres años que estuvo en el centro asistió a pocas clases de kárate, pues las horas de entrenamiento «las pasaba en el baño practicando sexo», bien fueran roces, felaciones, masturbaciones o besos, ha explicado.

Así mismo, ha manifestado que durante 16 años ha guardado silencio por «vergüenza y miedo» sobre los abusos sufridos, cuyas secuelas aún padece, y que lo que más le duele es el engaño del que fue objeto por parte de Torres Baena, a quien le hubiera gustado haber denunciando antes.

Su hermano, identificado con el número 52, ha indicado que solo estuvo en una ocasión en Vargas con su hermana y que vio por la mirilla de una puerta a la hija de Torres Baena con su primo, el testigo 51, en la cama y que el principal acusado le riñó por su conducta y le comentó que era algo normal que formaba parte del entrenamiento.

El testigo número 50 ha indicado que Torres Baena utilizaba a su hija como «cebo sexual», pues para estar con ella debía mantener relaciones con el acusado, quien desde los 14 años que empezó a asistir a las clases de kárate en gimnasio comenzó a darle charlas para que «normalizara» las conductas sexuales que le enseñaba para «tener éxito en todos los ámbitos».

Como otros testigos han relatado, ha dicho que los alumnos sentían «admiración» por Torres Baena y que éste aludía a la cultura griega y ponía como ejemplo de éxito al acusado Juan Luis Benítez.

Baena le vendó los ojos para que demostrarle que daba igual que le tocara un varón o una mujer El testigo número 49, hermano del 50, también ha narrado al tribunal los abusos sexuales de los que fue objeto por parte de Torres Baena y la acusada María José González, con los que llegó a formar un trío sexual, así como los castigos que recibió del principal acusado por su oposición a ser penetrado analmente por él.

Éste testigo ha indicado también que como tampoco le gustaba que le tocaran los chicos, en una ocasión Torres Baena le vendó los ojos para que demostrarle que daba igual que le tocara un varón o una mujer porque no iba a sentir la diferencia.

La testigo número 53, la última en declarar en la sesión de este lunes, ha explicado que cuando tenía 12 años fue penetrada por vía vaginal por Torres Baena, quien le advirtió que no contara lo sucedido porque de lo contrario le podía ocurrir también a su hermana, que entonces tenía entre 5 ó 6 años.

Esta fue la única ocasión en que estuvo en el chalé de Vargas la testigo número 53, porque le dijo a su madre que le quitara a ella y a su hermana del gimnasio tras lo sucedido, que la defensa de Torres Baena ha sostenido que le ocurrió cuando tenía más de 14 años.

El juicio continuará el próximo jueves con la declaración de nuevos testigos.

Fuente: 20minutos.es

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